Alfredo Guardado Márquez, maestro rural, él dice que es jubilado pero trabaja con empeño, dedicación e ilusión de aquel recién egresado de la Normal Rural de San Marcos, Zac., de la Generación 1969, lleva siempre con orgullo ese título, pues el maestro de vocación jamás deja de serlo, por lo que ser jubilado sólo es una cuestión administrativa, siempre está dispuesto a enseñar, porque se enseña con el ejemplo y con las actitudes, de ahí que quienes conocemos al maestro Alfredo, pensamos que es tan activo que no tiene tiempo para descansar de los trabajos que el mismo se impone.
Sus cualidades como persona son innumerables a partir de su don de gentes y de su gusto por la poesía, sus defectos son pocos y me atrevería a decir que no le conozco alguno.
El origen campesino y humilde hace a las personas sensibles y permite desarrollar todos los sentidos, disponiéndolos a percibir la belleza que existe en toda la creación, este es el caso de Alfredo, quien a través de su poesía, cual cantera firmemente labrada en versos bien medidos y con una rima sonora como el canto del cenzontle nos deleita y nos transporta a las regiones etéreas de la manera más sublime y bella.
La nostalgia por los tiempos idos, adolescencia y juventud, los desengaños amorosos, la pérdida de un ser querido, la tenacidad del trabajo diario, el deseo de ser cada día mejor, han sido y son las vivencias que han nutrido a la inspiración de Alfredo para expresarlas y entregárnoslas en forma de poesía como un búcaro de fragantes rosas.
(Fragmento del prólogo escrito por el compañero Antonio Ortiz Garay para el primer libro de poemas de Alfredo titulado "Nazario").
En noviembre de 2008 editó su siguiente libro, "Austro" y en mayo de 2009 "Voces".
En noviembre de 2008 editó su siguiente libro, "Austro" y en mayo de 2009 "Voces".
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